Tipos de ruidos en la comunicación
Un grupo de alumnos preparó una presentación con diapositivas para acompañar una exposición en clase. Desafortunadamente, la memoria portátil que llevaban con la presentación se dañó y no pudo abrirse el archivo. En estas situaciones, la comunicación se ve limitada y corre el riesgo de que no se lleve a cabo, debido a una situación inesperada.
Estas situaciones o actos inesperados que amenazan la comunicación se conocen como ruidos o barreras.
En general, el ruido es todo aquello que obstaculiza, impide, perturba o deforma la comunicación, conduciendo, en este último caso a interpretaciones erróneas.
Es ruido cualquier cosa que interfiera en el proceso comunicativo.
Para algunos comunicólogos, el ruido no es un elemento del proceso comunicativo sino un riesgo latente que debe prevenirse.
Si volvemos al caso inicial, ¿cómo podrían los alumnos haber prevenido los problemas con la memoria portátil?
Tipos de ruidos
Los ruidos pueden ser de diferente índole, pero generalmente se clasifican en ruidos internos y ruidos externos.
Los ruidos internos están relacionados directamente con los comunicadores. Entre los principales ruidos internos se puede identificar:
- Ruido fisiológico: se relaciona con las condiciones del cuerpo humano temporales o permanentes que impiden el envío o la recepción del mensaje. Pudiera tratarse de una faringitis que impide al profesor hablar en clase o una condición de debilidad auditiva que dificulta escuchar un programa de radio o televisión.
- Ruido psicológico: se relaciona con el estado emocional de los comunicadores, así como con las actitudes y creencias; también toma en cuenta los prejuicios. Una persona en un estado emocional extremo, como la tristeza por la pérdida de un ser querido, difícilmente podrá concentrarse en una conversación.
Los ruidos externos están relacionados con impedimentos que suceden ajenos a los comunicadores. Los principales ruidos externos son:
- Ruido físico: se refiere a impedimentos presentes en el medio ambiente en el que se desarrolla la comunicación: luz insuficiente para leer un libro o el ruido producido por lo autos que interrumpe una conversación.
- Ruido técnico: este ruido se presentará al elegir un canal artificial. Cualquier situación relacionada con el artefacto seleccionado para el envío del mensaje y que dificulte la comunicación, se considera ruido técnico.
Por ejemplo, un libro al que le faltan hojas, una mancha de tinta sobre un texto del periódico, o un virus en la computadora.
- Ruido semántico: está relacionado con el código empleado para la elaboración del mensaje. Si los signos con los que se codificó el mensaje no son entendidos por el receptor se convierten en una interferencia. Por ejemplo, presentar un texto a una persona que no sabe leer. O bien, presentar un texto sobre minería a una persona que no conoce sobre el tema.
Cómo evitar el ruido
Para superar los ruidos en la comunicación o evitarlos, lo recomendable es:
• Enviar mensajes claros, comprensibles, que se adecuen a las posibilidades del receptor.
• Utilizar palabras y expresiones que faciliten la comunicación y evitar aquellas que la obstruyen.
• Asumir una actitud de empatía con el interlocutor. “Ponerse” en el lugar del otro.
• Escuchar con atención.
• Aclarar las diferencias en las percepciones.
• Utilizar la retroalimentación, para verificar la comprensión adecuada.
• Adelantarse a las situaciones y eliminar o evitar los ruidos o interferencias.
• Evitar los prejuicios, tratar de dejarlos a un lado.
• Controlar las emociones que puedan perjudicar la comunicación.


Conductas constitutivas del ruido
Algunos expertos consideran ruido en la comunicación humana ciertas conductas que hacen que el mensaje no llegue con claridad:
- Uso de frases o respuestas ásperas o melosas.
- No compartir un mismo sentido del humor.
- El habla con miradas cómplices hacia otras personas asistentes pero que no participan en la conversación entre dos.
- El habla excesivamente pedante.
- El exceso de crítica o llevar la contraria por sistema.
- Recordar siempre los fracasos ajenos.
- La monopolización de una conversación.
- La constante interrupción al emisor.
- El cambio de tema continuo.
- El habla sin conocimiento de causa.
- La sonrisa burlona o la falta de seriedad en un tema que sí lo requiere.
- La alteración de la voz o los gestos agresivos.
- El silencio longevo por parte del receptor, que no ofrece respuesta.
- El mostrarse apurado.